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La banda de los poetas sustentables.

Foto del escritor: Colectiva ContraColectiva Contra

Actualizado: 19 jul 2023

Había detectado un fenómeno que me llamó la atención entre los grupos de hombres jóvenes que se dedican a las “actividades culturales y activismo” en esta ciudad.

Se auto-nombran poetas, activistas, veganos, feministas y, además, están entre el tercero y cuarto piso en edad.

Algunos, incluso con hijos que no sostienen económicamente, resultado de la práctica de su sexualidad libre con quien los erotice y se deje, y si no se deja, la violentan sin protección y sin compromisos, en absoluta libertad.

Estos “hombres progres” tienen a grupos de mujeres buscando ser parte de las elegidas para inspirar su próximo poema o ser parte de su próxima “acción revolucionaria”.

La mayoría de ellos, estudiaron uno o dos semestres de filosofía, historia, artes escénicas (hablan y actúan bien) o solo han leído un poco de todo y no acabaron las carreras, no tienen trabajo, apelan siempre al discurso de la economía solidaria.

Varios, tienen tan bien desarrollada esta estrategia, que todo el tiempo sus post en las redes son para solicitar algo, por supuesto, a cambio de de poesía, charla o unas fumadas de un churro de marihuana.

Las mujeres jóvenes se apresuran para ser las primeras en mostrar solidaridad y en cubrir sus necesidades, ellas sí tienen algunos recursos porque trabajan.

Algunas, llegan incluso a mudarse de sus casas que eran lugares cómodos y adecuados, a los cuartos insalubres de las vecindades en los que ellos habitan, beben y fuman marihuana, eso sí, orgánica y sembrada en macetitas; o lo más terrible, llegan a ofrecerles espacios en sus propias viviendas, que ellos aceptan gustosos (¡cómo no!), todo es risas y canciones hasta que les piden colaborar en algo, entonces esgrimen el recurso de la libertad como pretexto y huyen, y nuevamente, los poetas-activistas inician la caza de una nueva mujer mantenedora.

Se van sobre las que se encuentran emocionalmente vulnerables y económicamente estables.

Hasta aquí, eso solo me parecía algo muy extraño , extravagante y abusivo, pero soy adulta mayor en plenitud y pensé que tal vez eso era lo de hoy.

El viernes, una chica del norte del país, publicó una denuncia en la red, en la cual narra su experiencia al lado de uno de estos sujetos y denuncia que además de abusos sexuales, sexo no consentido, es decir, violaciones, estos tipos obligaban a estas mujeres jóvenes a prostituirse con el fin de juntar recursos “para la causa”.

La causa es su propia manutención sin trabajar.

Menciona la denuncia de otra mujer, el nombre de un segundo tipo, los dos son de Hidalgo.

Resulta que entonces son unos padrotes y proxenetas, son delincuentes del fuero

común y no son tan poéticas las relaciones con ellos, sus conductas están tipificadas como delitos.

Y también, agregan en la denuncia que son un grupo de chicas que se conocen y hasta se han hecho amigas dada la convivencia diaria, y unas con otras son confidentes de los abusos, pero siguen ahí, bien solidarias todas porque el amor en libertad, la vida comunitaria, la economía a base de trueques, tu cuerpo mujer a cambio de palabras huecas y delitos, tu dinero mujer a cambio de mi inutilidad, y un sinfín de “poéticos” etcéteras. *

Esto es un modus operandi de unos delincuentes que bien podrían llamarse la banda de los poetas-activistas sustentables.

¡Mujeres!, muy atentas con esto.

Las que han sido víctimas de abuso sexual, violaciones y prostitución forzada deben denunciar penalmente, no en la red.

Las que no han caído, mucho cuidado con soñar en ser musas y acabar siendo víctimas del delito.

Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.

Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.

Me engañan y yo debo ser la mentira.

Me incendian y yo debo ser el infierno.

Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.

Mi alimento es todas las cosas.

El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.

Debo justificar lo que me hiere.

No importa mi ventura o mi desventura.

Soy el poeta .

Jorge Luis Borges


Cambiaría el último verso por: “soy la mujer del poeta”.



Y no, ellos no son Borges, ni poetas, únicamente son viles delincuentes.


*Mujeres: Revisar texto de Alexandra Kollontai sobre el amor libre y las relaciones de pareja, y a Marcela Lagarde sobre las claves feministas para la negociación en el amor.



 
 
 

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